miércoles, 18 de mayo de 2016

¿Ser o no ser español? Esa es la cuestión

Siempre que escribo me apoyo en hojas viejas para tener una mejor caligrafía. Y es gracioso que, justo antes de comenzar este artículo, me diera cuenta de que me estaba apoyando sobre unos viejos apuntes sobre el dadaismo. Ironías del destino, pues esto es España: el país de lo absurdo.
Pero, antes de criticar a mi patria, me gustaría explicar las razones de por qué este "odio" que parece infundado y que es en realidad decepción por un amor no correspondido. Porque yo, en realidad, amo a España.

Una de las cosas que compartimos casi todos los españoles y de la que solemos estar orgullosos es nuestro pueblo.
El mío es Astorga, y es mi pequeño país dentro de mi patria. Yo estoy orgulloso de venir de allí y de las costumbres que me aporta. Orgulloso de llevar un paso en Semana Santa, de celebrar la verbena en fiestas, del cocido margato. Mi pueblo es mi trocito de tierra feliz en el mundo, y representa mucho de lo que amo de este país. Le sumaría nuestra historia y nuestra literatura, plagadas de personas que vencieron el analfabetismo social imperante para traer un poco de luz a la oscuridad cultural en la que siempre hemos vivido.

Sin embargo, todas estas exaltaciones patrias quedan ensombrecidas por ciertas actitudes  que le hacen a Hispania llorar por sus hijos.
Para empezar, España está profundamente dividida. Ahora mismo son la izquierda y la derecha, pero antes fueron liberales y carlistas; y antes, afrancesados y absolutistas; y antes... Somos un pueblo cainita, y bien podría actuar el "Duelo a garrotazos" como foto de familia.
Pero hay más. Todo este odio es creado y acentuado por la falta de cultura, o la falta de interés por la misma. En lugar de eso nos dedicamos al futbol, a discutir a lo Sálvame o a celebrar supuestas fiestas religiosas que lo único que tienen de religioso es la devoción con la que los jóvenes en general se dedican a emborracharse y denigrarse de forma estúpida, para acabar luego como  cubas. En L' Encyclopédie se acertó al iniciar el capítulo dedicado a España con la siguiente pregunta: Que doit on (Europa) à l'Espagne?. Yo mismo responderé a eso: sol, playa y fiesta. Nada más. Éste es un país de grandes literatos, artistas, científicos, descubridores... que no son apreciados por su pueblo, si no más bien exiliados por sus compatriotas. Viven en medio de un mar de incultura.

Sólo me resta acabar con unos versos de Machado, epitafio de la España de la luz y la razón.
"Castilla miserable
ayer dominadora
envuelta en sus andrajos
desprecia cuanto ignora"

Españoles, ¿Cuándo aprenderemos?

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