lunes, 9 de mayo de 2016

Laus Deo

Cuando el sol está alto en el crepúsculo
Tengo ganas de vivir
Y el cielo claro y brillante
Con volutas caprichosas que acaricia el viento
Me susurra que sonría
Que viva
Que ame
Que festeje la vida y el mundo.

Quizá el mundo no tenga sentido
Y nuestro único propósito es mirar a las nubes y, de noche, a las estrellas.
Pero es esta belleza viva,
que llena y alimenta el ser,
la que hace que merezca la pena caminar perdido, pues, así, no apetece encontrarse.
Y entonces, uno se postra, para alabar a Dios por este mundo.
Y por el regalo del aliento.

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